¿Se
han preguntado alguna vez por qué la gente escribe tanto en Facebook?
Por qué no valoran su privacidad y la de sus seres queridos,
exponiéndose públicamente al ridículo?
Para
mí los inicios de Facebook fueron fantásticos; pude reencontrarme con
mucha gente querida de mi pasado. He vivido en tres países y por
razones de trabajo, convivido y conocido gente de todo el mundo. Ha
sido maravilloso conectarme con todos esos amigos, colegas, y
familiares, especialmente. Sin embargo, desde hace algún tiempo, visitar
Facebook me resulta fastidioso; se ha convertido en una “galería de
egos”, donde muchos de sus usuarios viven sus cinco minutos de fama
diariamente y repetidas veces al día...y como soy curiosa, decidí
investigar al respecto. Para mi sorpresa, me encontré que ya existen
muchísimos estudios, unos más profesionales que otros, sobre el Fenómeno
Facebook.
Facebook sube la autoestima. Los investigadores, Jeffrey T. Hancock,
Profesor de Ciencias de la Computación y Comunicación de la
Universidad de Cornell y la Profesora Asistente de Artes de la
Comunicación, Catalina L. Toma de la Universidad de Wisconsin, son los
autores del estudio “Autoafirmación subyace bajo el uso de Facebook”
(Self-Affirmation Underlies Facebook Use). De acuerdo a los
investigadores, los usuarios de la red social “inconscientemente
gravitan sus perfiles en línea para aumentar su autoestima”. Más que
una pérdida de tiempo, Facebook “puede ser psicológicamente importante
porque nos suministra de una sensación de bienestar a un nivel
profundo”, indica Hancock. “La extraordinaria cantidad de tiempo que las
personas pasan en Facebook puede ser un reflejo de su capacidad para
satisfacer las necesidades del ego que son fundamentales para la
condición humana”, agrega.
Bajo
esta premisa, podríamos asegurar que Facebook tiene un efecto positivo
en nuestras vidas, pues todos necesitamos tener “algo” que nos levante
el ego de vez en cuando. Muchos son los autores motivacionales que
hablan sobre la importancia de tener un ritual, una canción, una lista
de cosas que nos suban la autoestima, en determinado momento de tensión
emocional. La autora Sonia Choquette, hace énfasis sobre la importancia
de esto.
Ahora
bien, me pregunto, ¿Vivimos dentro de Facebook? ¡NO! Vivimos dentro del
mundo real, dentro de un intercambio físico con personas y no dentro de
un mundo virtual. ¿Donde estan los “me gusta” de facebook cuando voy a
entrar un salón repleto de gente para dar una conferencia? ¿Donde esta
Facebook cuando necesito sentirme bien conmigo misma para asistir a una
fiesta? La realidad es otra, y no podemos engañarnos. Podemos engañar a
nuestros amigos de Facebook cuando subimos la fotografía que nos tomamos
en la fiesta; nuestros “amigos” le dan “me gusta” y comentan lo bien
que nos vemos en la imagen. Sin embargo, la imagen no refleja todo lo
que ocurrió en esa fiesta, y mucho menos todo lo que sucede en nuestras
vidas. No podemos engañarnos a nosotros mismos.
Que
maravilloso que Facebook sea un facilitador de autoestima, pero que
triste que tengamos que recurrir a él todo el tiempo, para sobrellevar
nuestra vida miserable. Sería más beneficioso buscar la razón de
nuestra infelicidad, para poder cambiar esa REALIDAD.
Hay
personas que cambian de estatus cada cinco minutos; informándonos qué
están cocinando para la cena, en dónde están tomando café, si están
tristes, si se cayeron y se enfermaron, subiendo fotos enseñando sus
físicos con poca ropa y demasiada piel...Ahh y no puede faltar la mamá
que nos comparte las calificaciones de sus hijos... ¡Patético!!! ¿No se
dan cuenta la gran responsabilidad que ponen en sus pequeños hijos? Los
pobres niños pensarán: “No puedo defraudar a mis padres, si saco malas
calificaciones no podrán presumir en Facebook!”
Sin
duda estas personas pasan más tiempo en Facebook actualizando su
estados y socializando en la Red, que conviviendo con personas de carne y
hueso. Deberían mejor salir a la calle y tomarse un café con un amigo, o
pasar tiempo valioso con la familia. Y no digamos la productividad que
les resta de trabajo; actualizar un estatus toma por lo menos cinco
minutos, sumándole las veces que se regresa a ver cuántos “me gusta”
llevan y de paso, responder los comentarios, más los diez minutos que
toma ver las fotografías que recién publico el amigo que tienen 20 años
de no ver y por supuesto, darles “me gusta”. ¿Cuánto tiempo productivo
pierden? Y de repente, en su estatus aparece: “Uff, ¡Cuánto trabajo
tengo! ¡Amo mi vida y amo mi trabajo!...” ¿En serio?
Por
supuesto que no todos los adeptos son así, hay personas que utilizan
esta herramienta en forma óptima, comparten información valiosa. Las
celebridades la necesitan; es parte de su imagen. Las instituciones,
asociaciones, empresas, editoriales, comercios etc., se ven
beneficiados, ya que en lugar de esos aburridos boletines electrónicos,
pueden tener una relación interactiva y dinámica con el público. Yo amo
los cómics de Maxine y seguir diseñadores, tiendas de ropa o bloggers
de moda y por supuesto a las editoriales de libros, especialmente a Penguin Classics. Pero ustedes saben bien que no es a ellos a los que me
refiero. Sino a esa persona desesperante que lo que provoca decirle es
¡Búscate una vida y búscate que hacer! … ¡Búscate un psiquiatra!
El autor de la fotografía es Erik André Schrei. Si desean conocer mas sobre su trabajo lo pueden ver siguiendo este enlace.
Si desean comunicarse conmigo, lo pueden hacer enviándome un correo electrónico o pueden dejar sus comentarios en esta página.
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