“Mi punto de vista sobre la caridad es muy sencillo. No la considero una virtud principal y, sobre todo, no la considero un deber moral. No hay nada de malo en ayudar a otras personas, siempre y cuando se merezcan la ayuda y uno pueda permitirse el ayudarles. Veo la caridad como un asunto marginal. Estoy luchando contra la idea de que la caridad es un deber moral y una virtud cardinal” . Ayn Rand
En Diciembre pasado decidimos unirnos al evento que año con año
organiza la Asociación, “Navidad para todos”. Ellos llevan a cabo una
fiesta de Navidad para los niños que viven y trabajan en el Basurero
Municipal.
Se organizó una colecta y logramos recaudar piñatas, caramelos,
chicles, libros, ropa, juguetes, shampoo, cepillos y pasta de dientes,
etc. También se recolectó una donación de pan, pollo y refrescos para
prepararles una merienda saludable.
Llegó el día (domingo 22 de diciembre 2013), nos reunimos y salimos
desde muy temprano emocionados de llevar a estos pequeños un poco de
alegría en Navidad. Como era natural, íbamos un poco aprensivos, un
basurero no es un lugar atractivo para visitar.
Para nuestra sorpresa todo estaba muy organizado, habían personas
indicando dónde estacionarse, dirigiendo la logística de sacar las
donaciones de los carros e indicándonos donde se llevaría a cabo cada
actividad. La comida, nos señalaron, debe de ir en esta área. Las
piñatas, el show de payasos y demás actividades deben ir en esta otra
área, etc. La coordinación de estas personas era impecable. El olor era
normal, nunca sentí olor a desechos o basura.
Anteriormente nos habíamos dividido en equipos (alimentos, ropa,
juguetes, piñatas, animación, etc.), como era de esperarse, a mí me tocó
libros. Las donaciones no pudieron ser divididas con anterioridad, ya
que muchas llegaron a nuestras manos en el último momento.
Nos dimos a la tarea de coordinar todas las donaciones mientras los
niños (al rededor de 1000) iban a ver el show de payasos y a quebrar las
piñatas, que ya venían llenas para hacer más sencilla la actividad, y
nosotros podríamos trabajar con más tranquilidad.
El proceso iba a ser el siguiente, luego de las piñatas los niños
pasarían, acompañados de su madre, a recibir ropa, juguetes, libros y su
merienda nutritiva.
Mientras trabajábamos seleccionando los libros, tuve tiempo de
evaluar mi entorno. Lo primero que llamó mi atención fue la cantidad de
cable coaxial que llegaba a estas pequeñas casas construidas con láminas
de zinc. ¿Cómo es posible que esta gente no tenga una casa construida
con bloques de concreto y sí tenga acceso a televisión por cable?
Los niños a mi alrededor que no estaban participando en las piñatas,
visitaban las pequeñas tiendas de alimentos, que al menos en el área que
yo estaba, las había en abundancia, para comprar galletas, papitas y
gaseosas. ¿Tienen suficiente dinero para comprar en una tienda galletas y
papitas?
Más adelante llegó mi amigo André, fotógrafo del evento, a decirme
que había visto un Arcade con maquinas de juego y una sala de internet
donde unas adolescentes se encontraban revisando el Facebook. ¿Puede ser
esto posible? Esta gente tiene suficiente dinero para comprar comida
chatarra en la tienda, cable de TV en la casa, Arcade de juegos y acceso
a internet. Algo no andaba bien, es un basurero, todas las casa son de
láminas de zinc, y esta gente tiene todos estos servicios. ¿Porqué no
construir drenajes, casas de block y llevar agua potable a todas las
viviendas?
En Guatemala el 50% de los niños padece de desnutrición, de este 50%
el 49% padece desnutrición crónica y un 1% aguda. Sin embargo, los
padres de estos niños malgastan el dinero que ganan en comida chatarra
en vez de alimentar a sus hijos con una comida nutritiva que, sin lugar a
dudas, les saldría mucho más barata.
Llegó la hora de entregar los regalos, los niños comenzaron a pasar
con sus madres uno a uno en perfecto orden. De los 1000 niños que
desfilaron por ahí recogiendo sus regalos, no llegué a contar 10 que
dieran las gracias.
Yo no fuí a dejar los juguetes para que me lo agradecieran, pero la
gratitud es algo básico, te lo dice la religión, te lo dicen los grupos
new age, ¡te lo dice el sentido común! Cuando agradecemos lo que
tenemos, recibimos innumerables bendiciones. Al menos en mi caso así ha
sido. En mi vida muchas personas me han tendido la mano, sin tener la
obligación de hacerlo, y toda mi vida les estaré agradecida.
Ninguno de los que estábamos ahí teníamos ningún tipo de obligación
de llevarles una Navidad a estos niños, sin embargo, la actitud de estas
madres y estos chicos me tenía más que sorprendida. Tomaban las cosas
como si fuese nuestra obligación hacerlo. ¿Es la caridad una obligación?
No, la caridad es opción, una decisión.
Un periodista que llegó a cubrir el evento nos hizo la siguiente
observación: “veo más felices a los que están dando que a los que están
recibiendo”.
Gracias a esta observación, descubrí la verdadera razón por la que yo
estaba ahí, porque me hacía feliz a mí. Un acto totalmente egoísta fue
mi motor. La actitud de estas personas no es mi problema, sino el de
ellos. Pude comprobar que tienen los medios para mejorar su entorno,
pero han decidido lo contrario, es su decisión. No importa la ayuda que
les llegue, ellos están conformes con lo que tienen. El que esté
inconforme, no me cabe la menor duda, saldrá de ahí y mejorará su
calidad de vida y la de su familia.
La próxima Navidad espero visitar un lugar donde haya verdadera
necesidad. Me han hablado de un orfanato de niños que han sido víctimas
de abuso y maltrato, que es un lugar maravilloso donde los niños más que
bienes materiales, necesitan una sonrisa y un abrazo.
“Ya no discutas acerca de si puede existir en el mundo un ser humano bueno y recto: urge que tú lo seas”. Marco Aurelio
Edición por Adelaida LoukotaFotografía de André Schrei
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